sábado, 26 de noviembre de 2011

MIEDO AL INFIERNO ETERNO


Mi viejo maestro Bernard decía que a todo se debe aplicar la perspectiva. Pues bien aplicando esa perspectiva de la que hablaba mi modesto profesor, ahora caigo en la cuenta de que todo en mi vida apuntaba a ese viaje. De uno u otro modo Dios me estaba guiando hacia el Camino.
     Naci en Saint Jean Pied de Port , la localidad francesa punto de partida preferido como alternativa a Roncesvalles para iniciar la peregrinación por el llamado Camino Francés, por aquel entonces era aún una pequeña aldea donde apenas había actividad. Estábamos en un momento de cambios económicos, sociales, políticos, ideológicos y culturales que empezaban a cuestionar el viejo orden agrario y rural del feudalismo. Irrumpía  la burguesía mercantil y artesanal de las ciudades emergientes, así que decidí irme a Lyon.
Ahora,  con la pena de la ausencia de Francoise y el terrible remordimiento de la sangre derramada y el terror a perecer condenado en el infierno regresaba de nuevo a mi aldea natal para iniciar mi Camino de purificación

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