sábado, 26 de noviembre de 2011

UNA CONDENA MAGNANIMA

        


      Aún no puedo explicarme cómo pude dejarme llevar por la ira. Sólo se que cuando me di cuenta mis manos estaban manchadas con la sangre de un pobre miserable que se enamoró de una persona equivocada. Ella se llamaba Francoise Bernard. Era mi mujer. La pena impuesta fue benévola, los jueces me impusieron realizar a pie la peregrinación a Santiago de Compostela. Aquí empezó una aventura que cambiaría mi vida para siempre.
     Quiero ahora recordarlo contigo, amigo viajero y animarte a que recorras conmigo este viaje largo pero sobre todo interior, ya que el Camino de Santiago es sobre todo un recorrido al interior de ti mismo.
     Mi nombre es Thibault Robert. Soy curtidor de pieles. Tengo 25 años y esta es mi historia. La historia de una conversión.
    


MIEDO AL INFIERNO ETERNO


Mi viejo maestro Bernard decía que a todo se debe aplicar la perspectiva. Pues bien aplicando esa perspectiva de la que hablaba mi modesto profesor, ahora caigo en la cuenta de que todo en mi vida apuntaba a ese viaje. De uno u otro modo Dios me estaba guiando hacia el Camino.
     Naci en Saint Jean Pied de Port , la localidad francesa punto de partida preferido como alternativa a Roncesvalles para iniciar la peregrinación por el llamado Camino Francés, por aquel entonces era aún una pequeña aldea donde apenas había actividad. Estábamos en un momento de cambios económicos, sociales, políticos, ideológicos y culturales que empezaban a cuestionar el viejo orden agrario y rural del feudalismo. Irrumpía  la burguesía mercantil y artesanal de las ciudades emergientes, así que decidí irme a Lyon.
Ahora,  con la pena de la ausencia de Francoise y el terrible remordimiento de la sangre derramada y el terror a perecer condenado en el infierno regresaba de nuevo a mi aldea natal para iniciar mi Camino de purificación

DOS BATALLAS MUY DIFERENTES

     Mort de Roland.jpg
  
     El Camino atraviesa Uxiat, Galcetaburu... y llega a San Juan el Viejo.Dejando ya atrás la antigua capital de Baja Navarra, pasamos por el Puente de España, atravesando la frontera franco-española y llegamos a Luzaide-Valcarlos.Sigue el Camino, entre bosques de castaños y riscos, fresnos y avellanos, robles y hayas, hacia el Puerto de Ibañeta. Salvando esos 700 metros, se alcanza la ermita de San Salvador, así como el monolito que recuerda la batalla de los vascones contra Carlomagno. La batalla de Roncesvalles tuvo lugar en el 778, posiblemente en Valcarlos, en las proximidades del desfiladero de Roncesvalles del Pirineo de Navarra, en la que la retaguardia del ejército de Carlomagno mandada por Roldán fue diezmada en una emboscada efectuada por vascones.
 Pero la batalla más cruenta se estaba gestando en mi interior, pese a la penitencia, la multitud de peregrinos que me acompañaban, el incensante ir y venir de caballerías y paisanaje, mi alma llevaba el peso de una amrgura que no me daba tregua ni de noche ni de día.


 

POR SU VESTIMENTA LES RECONOCERÉIS






Los días y los kilómetros se hicieron algo cotidiano así como las conversaciones con mis compañeros de Camino, algunos se hicieron verdaderos hermanos dada la intensidad de confidencias que íbamos compartiendo amén de las señas de identidad que nos unían. Como nuestra indumentaria que es: el morral, el bordón o bastón, el sombrero y la capa.

El morral es una especie de mochila, que, al igual que el bordón, se nos  entrega y bendice al partir.  
 En  ella llevamos los víveres que a los caminantes nos dan a lo largo del recorrido como limosna. 
        
            El bordón era el bastón que nos sirve sirve de apoyo durante el camino, especialmente al subir  y bajar montañas, como en la etapa que me espera y también nos permite defendernos de los animales que pudieran atacarnos, como perros, lobos, y hasta osos.
            El sombrero y la capa son las prendas que llevamos destinadas a protegernos  de      las inclemencias del tiempo. Practicamente son nuestro único adorno.

EL CAMINO: UNA SANACIÓN DE MENTES Y ALMAS





A medida que pasan los días mi alma se va purificando, a medida que mis pies descalzos se van llagando siento cómo la magia del  Camino sana mi alma. Es el Apósotol , no tengo duda alguna, él me sana y me guía, conoce de mi aflición, de mis lágrimas, de mis noches oscuras. Somos muchos los que venimos buscando la paz del Señor. Ciertamente el mosaico de gentes de bien a la búsqueda de un sentido para su vida que transita por estos parajes es impresionante: vagabundos, mendigos, artesanos; caballeros andantes;  frailes predicadores ; curas y monjes, nobles disfrazados.

BURGOS, UNA GRAN CIUDAD

       

         Entro en esta ciudad  por la puerta de San Juan, habiendo pasado por el hospital del mismo nombre. Burgos que debe su existencia a las torres defensivas (los “burgos” del nombre de la ciudad). Me impresiona verla tan vibrante,  llena de parroquias y  hospitales de peregrinos. Ciudad de gran poder político y económico, cabeza de Castilla e importante estación de este Camino Sagrado. El Camino ya forma parte de mi rutina, andar es mi alimenot, conversar mi bálsamo. El Camino me está transformando. Cada vez veo más cercano mi abrazo definitico con el Apóstol.

UN ABAD PROVIDENTE




      Tras salir de Puente la Reina donde curaron las terribles úlceras que martirizaban mis pies maltrechos he llegado a un Monasteriro llamado de San Salvador de Leyre donde he visitado una culta comunidad benedictina que vive entregada al trabajo y la oración bajo la prudente dirección del Abad mitrado Don Prudencio Quijadas. Después de una buena confesión el alma rejuvenece . Me ha fascinado la contemplación de una hermosa iglesia cuya portada occidental es conocida con el nombre de "Porta Speciosa" por la belleza y riqueza de las figuras que la adornan.